Villanázar rinde homenaje al beato Justo Vicente, natural del pueblo

Monseñor Jesús Fernández, obispo de Astorga, preside la misa de acción de gracias el sábado 27 de agosto a las siete de la tarde

El pasado 18 de junio la Catedral de Sevilla acogía la beatificación de 27 mártires dominicos en una ceremonia presidida por el cardenal Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Una beatificación aprobada por el papa Francisco en diciembre de 2019 y que a causa de la pandemia vio suspendida su celebración hasta el pasado mes de junio. Entre los 27 dominicos declarados beatos por la Iglesia Católica tres son naturales de la Diócesis de Astorga, el religioso nacido en Villanázar, Justo Vicente Martínez, y dos de la localidad leonesa de Nogarejas como ya se adelantó en Benavente Digital y Televisión Benavente.

Será el próximo sábado 27 de agosto, a las siete de la tarde, cuando el pueblo de Villanázar participe en una misa de acción de gracias presidida por el Obispo de Astorga, monseñor Jesús Fernández González, en la antigua iglesia parroquial donde recibía las aguas del bautismo el ya beato Justo Vicente Martínez.

Retazo histórico del beato de Villanázar

Según los datos recogidos de los Dominicos de España, Justo Vicente Martínez, profeso estudiante, nació en Villanázar, hijo de Evaristo y Felipa, el 17 de octubre de 1913; bautizado a las 48 horas, el día 19, en la iglesia parroquial de Villanázar. Recibió el Sacramento de la Confirmación en la iglesia de Mózar, el 25 de mayo de 1926. Estudió un tiempo en la preceptoría de la «Virgen del Campo», en Rosinos de Vidriales . El 18 de octubre de 1928 se encontraba ya en la escuela apostólica de Almagro. Por medio de una frecuente correspondencia, que mantuvo con sus padres y hermanos, se advierte en él un progreso en la consolidación de la vocación religiosa, que le llevó a vestir con gran alegría el hábito, el 30 de septiembre de 1930. Se mostraba dispuesto a hacer la profesión para el mes de octubre de 1931. Profesó el 10 de enero de 1932. Renovó su profesión el 10 de enero de 1935, hasta cumplir con el servicio militar.

Hizo la profesión solemne el 30 de abril de 1936. Durante el noviciado vivió con serena preocupación la proclamación de la Segunda República Española y, especialmente, la persecución religiosa desatada en algunos lugares en el mes de mayo de 1931. Realizó cinco cursos académicos en Almagro, el último de los cuales fue el de 1935-1936. Murió asesinado, a los 22 años, en Miguelturra (Ciudad Real), el 30 de julio de 1936. Sus reliquias se veneran en Sevilla.

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