Una breve media hora fue suficiente para sacar a los residentes de Zamora de sus camas. Anoche, una fuerte granizada golpeó la capital, dejando edificios dañados, árboles y plantas destrozados, y varias calles bloqueadas. Más de 12 litros por metro cuadrado de granizo cayeron entre la 1:10 y aproximadamente la 1:40, causando que muchos temieran que los techos de sus hogares se derrumbaran.
Este fue precisamente el caso en el centro de salud de Santa Elena, donde parte de su techo cedió debido a la intensa granizada, inundando las áreas de urgencias y consultas en plena madrugada. Los pacientes fueron trasladados al edificio vecino, anteriormente ocupado por el centro de salud Parada del Molino.
También se vio afectado el edificio de los Bomberos del Ayuntamiento de Zamora, que se inundó debido a la gran cantidad de granizo que cayó en la capital, según informó el concejal de Protección Ciudadana, David Gago.
El depósito municipal de vehículos y la sede de la asociación Capitonis Durii también sufrieron inundaciones y daños, aunque los objetos y adornos almacenados allí no resultaron afectados.
Afortunadamente, no hubo daños personales reportados, aunque se produjeron inundaciones en el área de La Vaguada y la avenida de la estación de tren, que ahora han vuelto a la normalidad. Cientos de árboles quedaron destrozados, así como las flores y plantas que decoraban la ciudad con motivo de la Semana Santa.
La granizada sorpresiva también causó cortes de energía en varios vecindarios, incluyendo Los Bloques y partes del casco antiguo, la urbanización siglo XXI, la zona de Alfonso XII y el barrio de San Isidro, que gradualmente se están recuperando.
Los servicios municipales recibieron numerosas llamadas sobre daños en terrazas de restaurantes, toldos de residencias privadas y sombrillas en patios, que quedaron «completamente destrozados por la fuerza de la tormenta», según Gago.
La Policía Municipal de Zamora intervino en el puente de los Tres Árboles, que quedó inundado, levantando las alcantarillas para permitir que el agua fluyera y liberara la zona.
Gago también instó a prestar «especial atención y precaución» en el área del Arroyo de Valorio, desde la ermita hasta su desembocadura en Olivares, ya que el nivel del agua estaba aumentando y representaba un posible peligro.
