Pendones del antiguo Reino de León desfilaron desde Carracedo con la imagen del copatrón de Vidriales, San Lucas del Espíritu Santo.
«Los pendones son como esas velas de la Iglesia que nos hacen caminar en peregrinación», señalaba en su homilía el arzobispo emérito de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio Barrio, apuntando a mantener las tradiciones caminando juntos para llegar más lejos. «Si queréis ir de prisa tenéis que caminar solos, pero si queréis llegar lejos, tenéis que ir acompañados», decía monseñor Julián Barrio ante un templo lleno de fieles llegados del territorio vidrialés.
El prelado zamorano, hijo ilustre de Manganeses de la Polvorosa, presidía esta mañana la celebración religiosa en el santuario de Nuestra Señora la Virgen del Campo en Rosinos de Vidriales. La denominada romería de la Virgen del Campo que venía a culminar el novenario dedicado en cada jornada a las parroquias vidrialesas.
Desde el mediodía comenzaron a repicar las campanas del santuario anunciando a los cuatro vientos que la Señora estaría a la calle a la una de la tarde, como estaba previsto, para comenzar el desfile procesional por la explanada del templo mariano junto al copatrón del Valle de Vidriales, San Lucas del Espíritu Santo, cuya imagen los cofrades portaron en andas desde su sede en la iglesia parroquial dedicada a San Miguel en su pueblo natal, en Carracedo de Vidriales, hasta el santuario. No fue a la una de la tarde cuando se comenzaba la procesión, sino casi una hora más tarde, porque el desfile desde Carracedo con los pendones del antiguo Reino de León se hizo más que de rogar levantando críticas entre algunos romeros.
Anécdotas aparte, los pendones de los pueblos leoneses de Posadilla de la Vega, San Félix de la Vega, Quintana del Marco y de los zamoranos, Cabañas de Tera, Carracedo, y el anfitrión, el de Rosinos de Vidriales, acompañaron en su peregrinaje a San Lucas desde Carracedo, con un alto en el camino en San Pedro de la Viña para llegar al santuario donde los romeros esperaban impacientes su llegada.
La Señora aguardaba bajo el pórtico de la torre del santuario y se iniciaba el desfile con la imagen de los dos patronos del Valle de Vidriales, Nuestra Señora la Virgen del Campo y San Lucas del Espíritu Santo. Los sones musicales de Bañezaina y de Fole Feroz animaron la comitiva entre rezos y cánticos.
Una vez que la Señora regresaba a su sede, en el templo mariano, los devotos aplaudieron calurosamente hasta que era entronizada en el camerino central del retablo mayor del templo. A su izquierda se encontraba la imagen del copatrón San Lucas y comenzaba la celebración eucarística presidida por monseñor Julián Barrio acompañado de varios sacerdotes concelebrantes.
Fotos: M.A.C.