Sobre las seis menos cuarto de la tarde, centenares de personas se reunían bajo el campanario de la iglesia de Manganeses de la Polvorosa, móviles en mano, para vivir uno de los momentos más esperados del año: el Salto de la Cabra. Este tradicional acto, que atrae cada año a los vecinos y visitantes, se llevó a cabo con el lanzamiento del peluche desde lo alto del campanario, desatando la euforia de los asistentes, mientras la famosa canción de la cabra resonaba en el aire.
A continuación llegó la explosión de creatividad con el desfile de disfraces que, encabezado por los quintos y la cabra, recorrió las calles del pueblo con una impresionante variedad de atuendos. Una gran carroza con guerreros armados con lanzas capturó la atención de todos, al igual que un grupo de bailarinas que lucían trajes típicos de Sudamérica, aportando un aire festivo y colorido. También apareció un peculiar trineo de Papá Noel que arrancó más de una sonrisa.
El desfile estuvo lleno de grupos de disfraces que sorprendieron por su originalidad, como los espantapájaros, los casetes o los disfraces de otras épocas. No faltaron los disfraces individuales más llamativos, como una mesa camilla, que sin duda fue uno de los más comentados. Los participantes, de todas las edades, no escatimaron en imaginación y humor, convirtiendo las calles en un auténtico espectáculo.