El sueño no solo es una necesidad biológica, sino una pieza fundamental para la salud física y mental. Según la doctora Rybel Wix, del Grupo de Insomnio de la Sociedad Española del Sueño, durante el sueño, el cerebro realiza funciones clave, como la consolidación de la memoria y la eliminación de productos derivados del metabolismo cerebral.
Privarse del sueño de forma prolongada puede llevar a problemas graves de salud, como alteraciones en el sistema inmune, problemas metabólicos y, en casos extremos, puede ser mortal.
¿Por qué a veces no podemos dormir?
A pesar de estar extremadamente cansados, no siempre es fácil conciliar el sueño. La doctora Wix explica que el sueño es un proceso fisiológico complejo, regulado por estructuras cerebrales que activan la vigilia o el descanso. Si predomina la actividad de las estructuras que nos mantienen despiertos, nos costará dormirnos, aunque lo deseemos.
Es importante no forzarse a dormir, señala la experta. Si después de 20 minutos no has conciliado el sueño, lo ideal es levantarse y realizar actividades relajantes, como leer o escuchar música suave. Esto ayuda a reducir la activación del cuerpo y favorecer la transición hacia el sueño.
Factores que impiden conciliar el sueño
Existen varios factores que pueden dificultar el descanso:
- Ruido, luz y temperatura inadecuados: Es crucial crear un ambiente adecuado para dormir, sin distracciones ni temperaturas extremas.
- Estrés y preocupaciones: Irse a la cama con la mente ocupada o angustiada puede interferir en el descanso.
- Exceso de cafeína, alcohol o comidas copiosas antes de dormir: Estas sustancias pueden alterar el ciclo de sueño y vigilia.
Pautas para mejorar la calidad del sueño
La doctora Wix recomienda seguir pautas de higiene del sueño que ayuden a mejorar la calidad del descanso. Algunas de las más importantes son:
- Establecer un horario regular para acostarse y despertarse.
- Evitar las siestas largas; si son necesarias, que no superen los 30 minutos.
- Hacer ejercicio regularmente, pero evitar practicarlo justo antes de dormir.
- Crear un ambiente adecuado en el dormitorio, con una temperatura agradable, sin ruido y con poca luz.
- Reservar la cama para dormir, evitando trabajar o realizar otras actividades en ella.
Además, limitar el uso de pantallas antes de dormir es clave, ya que la luz azul que emiten los dispositivos electrónicos inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.
El impacto de un mal descanso en la salud
Un sueño de mala calidad no solo afecta el estado de ánimo, sino que puede conducir a problemas de salud como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso aumentar el riesgo de obesidad. La falta de sueño interfiere con las hormonas que regulan el apetito, como la leptina y la ghrelina, lo que puede provocar un mayor deseo de comer y dificultar el control del peso.
Además, el insomnio crónico se ha asociado con una peor respuesta al estrés, un aumento de la fatiga y una reducción de la productividad en el trabajo.
Un buen descanso, clave para una mejor vida
Dormir bien no solo mejora el rendimiento diario, sino que también es fundamental para mantener un equilibrio físico y emocional. Seguir estos consejos y adoptar hábitos saludables puede marcar la diferencia entre un descanso reparador y las consecuencias de un mal sueño.
Recuerda, si tienes problemas persistentes para dormir, es recomendable consultar a un especialista en medicina del sueño para buscar soluciones personalizadas.