«Otro año será». Decían impotentes algunos parroquianos de Santibáñez de Vidriales ante la lluvia que estaba cayendo e impedía procesionar en la noche del Viernes Santo.
Todo estaba preparado a la puerta de la iglesia, poco antes de la prevista salida a las once de la noche. Las imágenes de Jesús Nazareno y de la Virgen Dolorosa lucían todo su esplendor sobre sus carrozas con los delicados ornamentos florales. Esto sucedía a la puerta de la iglesia, pero en la plaza Rosalía de Castro, los vecinos también habían colocado gran cantidad de cirios rojos por las aceras, tanto de las casas como en la plaza interior. Hasta el alcalde estaba preparado para suspender el alumbrado público de esta zona cuando llegase el desfile procesional a la plaza donde estaba previsto el canto del Miserere. Lo que iba a ser un reguero de luces ante la oscuridad de la noche con la presencia de las imágenes, quedó en pretensiones frustradas.
La lluvia comenzaba a hacer presencia y a toda prisa el Jesús Nazareno y la Virgen Dolorosa, de nuevo para el interior del templo, así como los vecinos de la plaza Rosalía de Castro retiraban apresuradamente las velas.
La ceremonia religiosa se oficiaba en el interior de la iglesia, tanto el canto del Miserere como el Stabat Mater con la activa participación de la feligresía y los acompasados sones instrumentales del grupo Los del Fole. «La lluvia tuvo la culpa, otro año será», se repetía al concluir la ceremonia.



Via Crucis al mediodía
Al mediodía del Viernes Santo se llevó a cabo el Vía Crucis con las imágenes de Jesús Nazareno y de la Virgen de los Dolores. Desde la iglesia hasta el cementerio y regreso. A la llegada al templo parroquial, comenzaba a llover. El recorrido procesional, en este caso, sí pudo realizarse.

