El sumiller benaventano del restaurante El Ermitaño, Marcelino Calvo, durante este miércoles y jueves participa como jurado-catador en la XVII Edición del concurso nacional “Premios Manojo”. En esta edición un total de 517 vinos optarán a las medallas y serán evaluados por 48 catadores procedentes de todo el país entre los que se encuentra Marcelino.
Son 517 los vinos que concursan en el único certamen nacional oficial de vinos de bodegas cooperativas que se celebra en España, organizado desde hace 22 años por Urcacyl, inicialmente con carácter anual y desde 2006 con carácter bienal. Arranca así la XVII Edición de los Premios Manojo que se evaluará todos los vinos presentados a concurso mediante un experto Comité de Cata dirigido por el periodista Javier Pérez Andrés y compuesto por 48 catadores procedentes de todo el territorio nacional. Desde sus inicios y teniendo en cuenta los premios de este año serán 6.669 los vinos presentados a lo largo de la historia de este concurso.
En la mañana de ayer los vinos fueron catalogados por categorías: cavas y espumosos de calidad (25), semisecos y dulces (42), blancos jóvenes (118), rosados jóvenes (59), tintos jóvenes (92), tintos jóvenes roble (62), tintos crianza (79) y tintos reserva (40). Así se garantiza la cata ciega, ya que solamente la Notaria conoce la correspondencia entre los vinos catados y el número asignado a cada uno de ellos, que es el que se evalúa por los componentes del jurado.
Los próximos días 23 y 24 (miércoles y jueves) el Comité de Cata, evaluará en el Hotel Los Toreros de Tordesillas los 517 vinos presentados a los Premios Manojo 2018, procedentes de 13 Comunidades Autónomas. De todos estos vinos, sólo 64 serán preseleccionados y recogidos posteriormente en cada una de las bodegas finalistas. En la cata final, que tendrá lugar en Tordesillas el día 14 de junio, se conocerán los vinos que se alzarán con los 27 prestigiosos Premios Manojo (un 5,2% de los vinos presentados) en su XVII edición, que se entregarán al día siguiente en las Casas del Tratado de esta villa vallisoletana.
Todos los vinos proceden de bodegas cooperativas, pertenecientes a viticultores asentados en el medio rural, en quiénes repercute el valor añadido que generan. Tanto en la precata como en la cata final son ensacados, precintados y numerados ante notario, quién levanta acta notarial, siendo la única persona que conoce la identidad de los caldos concursantes. Se dispone de un Comité de cata compuesto por 48 enólogos y expertos en análisis sensorial procedente de toda la geografía española. Además es un concurso a dos vueltas.
Tras catarse todos los vinos en una primera fase, los mejor puntuados (65) se recogen directamente en sus bodegas de origen, comprobándose que cumplan las bases del concurso, para en su caso evaluarse en una segunda cata o ser descalificarlos. De todos los vinos presentados al concurso solamente un 12,5% pasan a la final y únicamente un 5´1% se alza con alguno de los Manojo de Oro (8), Manojo de plata (8), Manojo de Bronce (8) o Gran Manojo (3)