Llega la hora de la cena. No tengo nada en la nevera, no sé dónde ir y de repente…. los Food Truck o caravanas camiones de comida aparecen en los Paseos de la Mota. Se me abre el mundo por delante porque allí sé que voy a cenar de forma extraordinaria, bajo unas tiras de luces muy ochenteras, rojas, amarillas o verdes y en un lugar idílico en el que tantos y tantos momentos he vivido desde que mi madre me trajo al mundo.
Hamburguesas, crepes, las wraps (o fajitas mexicanas) que ahora todo lo llaman en inglés, o los torreznos de Soria, se extendían como menús delante de mis ojos. Hummm!!!, momentos de indecisión y la suerte está echada. He optado por unas deliciosas wraps por eso de que es más saludable, ummm!!! están riquísimas, y sobre todo porque la cola no es tan poblada y el hambre se sacia así mucho antes.
Sentado en pleno paseo y viendo un río de gente arribar a las cinco Food Truck, esperemos que esto se perpetúe y siembre un precedente para que en años venideros o más asiduamente podamos tener una más amplio abanico de menús y de paso disfrutar de nuestra querida Mota.
La espera mereció la pena y la velada aún más pues la noche se brindó a ello. Luego las calles de la ciudad invitaban a quemar las calorías que con anterioridad mi cuerpo había recibido de forma complaciente. Y la fiesta continuó.