El año hidrológico finaliza este sábado, 30 de septiembre, con los embalses gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) al 31,7% de su capacidad total, un valor superior al de hace un año (28,9%) y ocho puntos porcentuales por debajo de la media de la década (39,6%).
La cuenca ha sufrido de nuevo un año seco, de forma generalizada, si bien con efectos desiguales en cada uno de los sistemas.
Este año la climatología ha sido muy variable: se han registrado mínimos históricos en cuanto a aportaciones a la mayoría de los embalses de la cuenca en los meses de abril y mayo, en especial, en los sistemas Pisuerga y Arlanzón que, junto al Águeda, no han alcanzado el 80% de las aportaciones medias en el primer semestre del año.
Menor demanda de agua
Las expectativas existentes en los primeros meses de campaña auguraban un escenario complejo para su desarrollo.
Sin embargo, la climatología de los meses de junio y septiembre, con una drástica reducción de la demanda de agua de los regadíos, ha permitido llegar a 30 de septiembre con unos niveles de reservas en los embalses superiores a los previstos, facilitando así el desarrollo de la campaña de riego, aunque no pudiendo evitar la aplicación y permanencia de limitaciones extendidas durante toda la campaña en el sistema Pisuerga – Bajo Duero.
A salvo de las limitaciones en dicho sistema, la campaña de riego se ha desarrollado en la cuenca de forma satisfactoria y sin graves trastornos.
Todos los sistemas de explotación cumplirán con los volúmenes de embalse que se habían fijado como mínimos para el final del año hidrológico por la Comisión de Desembalse.
La climatología favorable del final del verano no ha podido suponer un aumento de las reservas en los embalses, como es de esperar en esta época del año, pero sí ha supuesto una reducción drástica de las necesidades de aportación desde los mismos. Esto permitirá abordar el inicio del nuevo año hidrológico con más optimismo, aunque siempre pendientes de la evolución climatológica de los próximos meses.
Situación por sistemas
El embalse de Villameca finaliza el año hidrológico con un 20,6% de reservas, 14 puntos más que hace un año, una situación normalizada para afrontar el inicio del 2023- 2024. Por su parte, el embalse de Barrios de Luna también se encuentra en una marcada mejor situación que hace un año, con el doble de reserva que en aquel momento (58,8hm3 frente a 27,7hm3), aunque algo por debajo de los valores medios.
Los embalses del sistema Esla (Riaño y Porma) se encuentran con unos niveles de reserva sustancialmente inferiores a los habituales (26,6% y 27%, respectivamente), una situación que se repite por segundo año consecutivo.
El sistema Carrión y el sistema Pisuerga han podido finalizar el año con el 20,8% y el 15%, respectivamente, de sus reservas, gracias a las precipitaciones recibidas en la meseta durante el mes de septiembre, que han permitido reducir los consumos en las zonas regables.
El embalse de Cuerda del Pozo (Alto Duero) mejora su situación con respecto a hace un año (41,6% frente al 32%), aunque sigue sufriendo los efectos de la sequía y se mantiene alejado de los valores habituales para esta fecha (52,7%).
Por su parte, el sistema Arlanza se encuentra en una peor situación (50,7%) a la de hace un año, fruto de la marcada escasez de aportaciones durante los últimos años.
Los sistemas Riaza y Adaja finalizan el año hidrológico con valores muy similares a los del año pasado y a los medios (49,3% y 45,9% respectivamente); y el sistema Tormes termina con un volumen de embalse apreciable (46,3%), en mejor situación que hace un año y muy cerca de los valores habituales. Los embalses del Águeda, por su parte, presentan una situación más favorable que la habitual.
Concluido el período oficial de la campaña de riego, el organismo valorará la autorización de riegos esporádicos durante el mes de octubre en aquellos sistemas donde las dotaciones estimadas de referencia no se han alcanzado y donde la situación hidrológica lo permita.
Mapas de sequía
Respecto a la situación de sequía meteorológica en la cuenca, el año hidrológico 2022/2023 comenzó en una situación muy comprometida, ya que a final de noviembre un 70% de la superficie de la cuenca se encontraba en situación de sequía prolongada.
Las copiosas lluvias de diciembre y enero hicieron que de enero a mayo toda la cuenca se encontrara en normalidad. A partir de mayo la superficie de la cuenca en situación de sequía prolongada fue creciendo hasta alcanzar un 90% en julio de 2023, lo que ofrece una idea de la audiencia de precipitaciones y escorrentías en primavera.
Con respecto a la escasez, señalar que se ha finalizado el año hidrológico con un 40% de la cuenca en situación de alerta o emergencia, situación que se ha centrado en las UTEs centrales de la cuenca Carrión, Pisuerga y Bajo Duero, lo que justifica las mayores restricciones de uso del agua aplicadas en estas UTEs.
El año hidrológico 2022/2023 comenzó con siete UTEs con sequía declarada por el Organismo de cuenca: Támega-Manzanas, Tera, Órbigo, Torío-Bernesga, Carrión, Pisuerga y bajo Duero que ocupan el 38% de la superficie de la cuenca. En marzo de 2023, debido a las copiosas lluvias de diciembre y enero, salieron cuatro UTEs de esa situación, permaneciendo en situación excepcional de sequía prolongada Torío-Bernesga, Pisuerga y Bajo Duero que ocupan un 20% de la superficie de la cuenca.
Aguas subterráneas
Los indicadores complementarios de aguas subterráneas en aguas altas (registros de primavera) reflejan una situación de normalidad en cinco de las seis masas de agua analizadas (probablemente debido a las lluvias de diciembre y enero), siendo la masa de agua Toro-Tordesillas la que ha experimentado peor recuperación.