Ávila celebraba el pasado fin de semana una de sus fiestas mayores, el Mercado Medieval. Uno de los más afamados mercados del medievo que recibe a multitud de personas llegadas desde todo el planeta. Su gentes se atavía con trajes de aquella época, el casco antiguo se engalana y abre sus calles a gran cantidad de mercaderes que ofrecen tanto productos como viandas a los presentes. Pero conozcamos algo más sobre este origen medieval.
Orígenes de la amurallada Ávila
Los orígenes de Ávila se pierden en la noche de los tiempos, incluso se ha llegado a hablar de un origen legendario, pero ciñéndonos a la realidad el primer pueblo que se asentó en Ávila fueron los Vettones, una rama de los Celtas que pobló las actuales provincias de Ávila, Salamanca y parte de Portugal hacia el año 2500 a. C. Durante el periodo de la romanización sí que podemos hablar de un asentamiento de población de cierta envergadura en Ávila.
Se hace difícil hablar de la etapa visigoda en Ávila, ya que los restos que nos han llegado de esa época son poco abundantes. Durante la invasión musulmana Ávila fue «tierra de nadie», un desierto estratégico que servía de frontera entre los árabes, asentados en el sur y los cristianos, replegados en el norte, desde donde iniciarán la Reconquista, ya en el siglo XI. A finales de la Edad Media, (siglo XV), Ávila va a comenzar a tener un protagonismo de primera fila en la Historia de España, de la mano de Isabel la Católica. Primeramente, durante las guerras civiles castellanas, Ávila fue la sede de los partidarios del infante Alfonso frente a Enrique IV y más tarde, siendo ya reina Isabel, Ávila se convertirá en el lugar de descanso eterno de su hijo el príncipe Don Juan.
La construcción de grandes palacios
Pero sin duda la época de mayor apogeo de la ciudad de Ávila fue el siglo XVI, momento en el que se levantan los grandes palacios renacentistas, donde príncipes y reyes visitan la ciudad y cuando nace la figura más universal de todos los abulenses, Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida universalmente como Santa Teresa de Jesús. Los siglos XVII y XVIII fueron nefastos para Ávila. El asentamiento de la Corte de forma definitiva en Madrid impulsó a la nobleza abulense a cerrar sus palacios y trasladarse a la capital del reino, quedando sus posesiones abulenses casi abandonadas.
XXVIII edición del trofeo abulense
Además, este Mercado Medieval también tiene un lugar reservado a los arqueros. En las mismas faldas de la muralla Arqueros Abulenses montan su campamento medieval por XXVIII ocasión en el que se imparten enseñanzas, organizan talleres y bailes y libran competiciones. Y en estas últimas tomaron parte cinco arqueros benaventanos. Una gran organización que hace de los arqueros abulenses que te sientas como en familia.
La “batalla” se libraba a los mismos pies de la muralla y los cerca de ochenta arqueros de distintos clubes de la geografía española armaban arcos con el fin de ser mejor que sus contrincantes en la única modalidad de arco que era el tradicional como mandas los cánones en este medievo.
Dianas benaventanas en Ávila
Mujeres y hombres, en dianas separadas, poco a poco iban dejando atrás “enemigos” y así el arquero benaventano José Ángel Ferrero conseguía ir dando cumplida cuenta hasta plantarse en la final a la cual llegaban los cuatro mejores. Allí le esperaban los cuatro mejores arqueros abulenses que a lo largo de la mañana habían conseguido clasificarse para las finales.
Ferrero, lejos de ser de los favoritos para el triunfo completó una final excelente. Atrás fue dejando arqueros de la talla de Francisco Pedro Herrero o de Saturnino González (Arqueros Abulenses) y llegar a la última flecha ante el madrileño Emilio Fernández. Medio centímetro sirvió para nombrar al madrileño como vencedor y al benaventano como segundo clasificado. Tercero sería el local Saturnino González.
Mientras en mujeres la presencia de Sara Herrero y Johanna Herrero (Arqueros Benavente) sobre todo la primera de ellas, hacía presagiar que el camino de las guerreras benaventanas podía tener un buen final. Sin embargo, Sara Herrero pronto quedaba eliminada y dejaba la representación benaventana en manos de Johanna que flecha tras flecha se plantaba en la final.
Al igual que en hombres, las arqueras abulenses se unían para la gran disputa y en ella la arquera benaventana Johanna Herrero se alzaba con su primer triunfo recogiendo de manos del juez “Sheriff de Nottingham”, allí arqueros y jueces llevan nombres medievales, la flecha vencedora. Laura Pereira iba a ganar a su madre Cristina Olaya en la lucha por el segundo y tercer puesto.
En dianas de eliminación, Sara Herrero y Pablo Casado (Arqueros Benavente) se llevaban los primeros puestos.
En Valladolid también mandó Bernardo
Mientras en Ávila esto sucedía, en Valladolid se libraba otra batalla en el XXXIII Trofeo Ciudad de Valladolid donde también había representación benaventana con el actual Campeón de España de Campo, Bernardo Martínez.
Se dieron cita 65 arqueros en las distintas modalidades y Bernardo Martínez se imponía en tradicional mixto por delante de Fernando Sebastián (Arqueros Tradicionales Valladolid) y de Benjamín Rodríguez (Arqueros Zamora). María Díez (Arco Club Valladolid) sería cuarta.