El atrio de la Puerta Oeste de la iglesia de Santa María La Mayor cobró en la noche de este Viernes de Dolores una estampa singular que pasará a los anales de la historia de la Semana Santa de Benavente. Tras medio siglo cruzaba las puertas la imagen de Nuestra Señora la Virgen Dolorosa. Y lo hacía tímidamente, cubierta de plástico para resguardecerse de la lluvia.
La cofradía de Jesús Nazareno soportaba no pocas críticas ante un inminente desfile procesional bajo un manto lluvioso. Aún así, apostó decidídamente por la salida a la calle, inclinando la balanza sobre la devoción. Como si la Señora del Dolor, representada en una imagen del artista Pío Mollar, quisiera concitar todas las emociones ansiadas durante tanto tiempo.
Era la Dolorosa la que salía a la calle, a pesar de la lluvia, en un recorrido corto alrededor de la iglesia de Santa María del Azogue, teniendo presente al fallecido párroco don Gildo. Un desfile precedido por la banda de tambores y cornetas, con paraguas, al igual que los cofrades habían hecho con la Señora. Dolor y emoción se adueñaron de cofrades y devotos en este Viernes de Dolores de la Semana Santa de Benavente, estrenada en esta ocasión de Interés Turístico de Castilla y León. Por pleno derecho de cofradías y hermanos.
