En los últimos tres años, un total de 145 autónomos han decidido trasladar su actividad económica y su residencia a Castilla y León, beneficiándose de la línea de ayudas implementada por la Junta. Este programa, gestionado por la Dirección General de Economía Social y Autónomos, ofrece incentivos económicos de entre 6.000 y 10.000 euros para fomentar el retorno de autónomos castellanos y leoneses o el traslado de negocios de otras comunidades autónomas.
El impacto de esta iniciativa se ha sentido con fuerza en los municipios rurales, ya que el 39 % de los traslados se han dirigido a localidades con menos de 2.000 habitantes y el 55 % a municipios de menos de 5.000 habitantes.
Un impulso económico para el asentamiento en zonas rurales
Con una inversión total de 1.161.000 euros, este programa no solo ha fortalecido el tejido empresarial, sino que también ha contribuido a fijar población joven en la Comunidad. El 27,5 % de los beneficiarios son menores de 35 años, un dato alentador para combatir el reto demográfico en estas zonas.
Entre los negocios trasladados, destaca que la mayoría provienen de la Comunidad de Madrid (un 47 %, equivalente a 68 negocios), seguida de Cataluña, con 11 traslados. Este fenómeno responde, en parte, a los lazos familiares de muchos beneficiarios con Castilla y León.
Provincias líderes en recepción de autónomos
La provincia que más autónomos ha recibido ha sido León, con 36 nuevos residentes, seguida de Burgos (25) y Ávila (21). También destacan Segovia (19), Valladolid (16) y Salamanca (13), mientras que Zamora, Palencia y Soria registraron menores cifras de llegadas.
Los beneficiarios deben mantener su actividad en Castilla y León durante un mínimo de 4 años y trasladar su residencia y domicilio fiscal al municipio elegido.
Contribución al desarrollo rural y a la economía local
Este programa no solo ha incentivado la llegada de negocios a Castilla y León, sino que ha ayudado a revitalizar la economía local en zonas despobladas, creando nuevas oportunidades laborales y generando impacto en el entorno rural.
La combinación de ayudas económicas y el atractivo de la vida rural está consolidando a Castilla y León como un destino estratégico para autónomos que buscan estabilidad y crecimiento, beneficiando tanto a los nuevos residentes como a los municipios que los acogen.
