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La odisea de un joven vidrialés al que le picó un avispón europeo

Los bomberos tenían previsto esta tarde acudir hasta el nido para la retirada de la colonia

La presencia del avispón europeo o avispón gigante, ese insecto con nombre científico vespa crabro, diferenciado por su color amarillo anaranjado con algunas manchas rojizas y su mayor tamaño en comparación con abejas y avispas, ha llegado a ocasionar más de un quebradero de cabeza a los afectados en muchas latitudes y concretamente en los campos de los Valles de Benavente.

Estos avispones europeos habitan en colonias y aunque parecen ser inofensivos, la llegada del frío y, sobre todo, las heladas del invierno, hace que mueran. A excepción de las nuevas reinas fecundadas, estas supervivientes pasan el invierno en lugares seguros como pueden ser los huecos de construcciones y de los troncos de árboles.

No obstante, el caso es que los avispones también pican. ¡Y bien que pican!. En caso contrario que se lo digan a un vecino de San Pedro de la Viña que esta mañana se encontraba haciendo labores en terrenos del Valle de Carracedo de Vidriales. «¡Buena la hice con acercarme a ese arbusto!», advertía este vecino cuando se encontraba ya en el Centro de Salud de Santibáñez de Vidriales, a donde acudió de inmediato para recibir atención sanitaria. Antes de llegar a Santibáñez ya había avisado al Servicio 112 donde le indicaron que acudiese con rapidez al médico, a la vez de asegurarle de que esta misma tarde acudirían los bomberos hasta el nido para su eliminación.

En las instalaciones del Sacyl todavía tuvo que esperar un poco de tiempo, a pesar de haber informado que le habían picado las avispas en varios lugares del cuerpo. Un bichito que portaba en la mano, como si de un preciado trofeo se tratase, para enseñárselo al médico.

El afectado ya había sentido desde el primer momento alguna sensación de mareo y, sobre todo, le comenzaba ya el dolor, porque había sido no solamente una picadura, si no seis, en la parte posterior de la cabeza y en el cuello. Una circunstancia, la del número de picaduras, que ha sido objeto de leyendas con fatal desenlace.

Mientras el joven esperaba en el Centro de Salud para ser atendido, el proceso de vacunaciones contra la gripe y la COVID-19 ocupaba al personal sanitario. Y este vecino se sentía ya incómodo esperando en la silla de la sala de espera. Para él se trataba de una urgencia y así se había presentado en las instalaciones sanitarias. Felizmente se recupera en su casa, aunque todavía sufriendo el dolor de las picaduras.

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