La Diputación de Zamora ha demostrado una vez más su compromiso con la solidaridad internacional al colaborar en la organización del programa «Vacaciones en Paz», en alianza con la Asociación Zamora con El Sahara. Este programa, que se lleva a cabo desde 1990, ha permitido que 25 niños y niñas saharauis disfruten de un verano diferente en la provincia de Zamora, lejos de las duras condiciones en los campamentos de refugiados donde residen la mayor parte del año.
Un verano lleno de actividades y convivencia
Durante estos dos meses de verano, los pequeños saharauis, todos ellos mayores de ocho años, han sido acogidos por familias zamoranas que, con gran cariño y dedicación, les han brindado un ambiente familiar y seguro. Los niños no solo han tenido la oportunidad de disfrutar de unas merecidas vacaciones, sino que también han participado en diversas actividades de convivencia, como una jornada especial en Manganeses y una marcha solidaria en Corrales del Vino. Estas actividades no solo fueron momentos de diversión, sino también de integración y sensibilización, tanto para los niños como para las comunidades locales.
Un compromiso que se extiende hacia el futuro
El programa «Vacaciones en Paz» es mucho más que un simple intercambio cultural. Es una iniciativa humanitaria que busca ofrecer a los niños saharauis un respiro de las difíciles condiciones de vida que enfrentan a diario. La Diputación de Zamora ha reafirmado su compromiso con este proyecto, confirmando su apoyo para el próximo año 2025, en el que se espera recibir a otro grupo de niños saharauis.
Este apoyo es fundamental para continuar con una tradición que no solo cambia la vida de los niños, sino que también enriquece a las familias zamoranas que participan en el programa. La colaboración entre instituciones públicas y entidades privadas ha sido clave para el éxito de esta iniciativa a lo largo de los años.
Un ejemplo de solidaridad y compromiso
El programa «Vacaciones en Paz» es un reflejo del espíritu solidario de la provincia de Zamora y un ejemplo de cómo las acciones locales pueden tener un impacto global. La experiencia vivida por estos 25 niños durante el verano es una prueba de que la solidaridad y el compromiso pueden hacer una gran diferencia en la vida de quienes más lo necesitan.
