El obispo de la Diócesis de Astorga, monseñor Jesús Fernández González, aboga por la nueva reestructuración de la diócesis en la que se encuentra inmerso el territorio de su ministerio pastoral y que abarca parte de las provincias de León, Ourense y de Zamora.
Y todo ello, en el marco de la corresponsabilidad como encaje perfecto en el Sínodo, ya que éste «promueve la comunión misionera, promueve que los cristianos vivamos la comunión, experimentemos el gozo de estar unidos como hermanos, de ser una familia y de trabajar juntos». Así justifica el prelado de una de las diócesis más antiguas de España y de mayor territorio esta reestructuración, desarrollada en lo que se denominan Unidades Pastorales; «porque ahí, aunque cada párroco tiene su parroquia y tiene sus colaboradores, sin embargo se han hecho equipos de trabajo para la unidad pastoral en el campo de la evangelización, de la liturgia, piedad popular y de la caridad». Remarca monseñor Jesús Fernández «el trabajo en equipo», de ahí la corresponsabilidad. «Por lo tanto, como digo, encaja perfectamente, está en la línea de la sinodalidad que el Papa Francisco nos pide».
El prelado astorgano desgrana abiertamente en la distendida entrevista no sólo esa reestructuración diocesana con las 11 Unidades Pastorales, puestas ya en marcha 9 de ellas, sino también los retos que suponen una Visita Pastoral, la despoblación y el envejecimiento, la necesidad del fortalecimiento del voluntariado, así como la no menos novedosa estructura de Cáritas, de la que monseñor Jesús Fernández es el obispo encargado de la institución. Apunta, en este sentido, a la solidaridad mostrada en catástrofes, poniendo el ejemplo de la devastadora DANA. «Normalmente cuando hay grandes catástrofes, de repente todo el mundo se lanza pero luego van desapareciendo, mientras que Cáritas sigue permaneciendo».
Del mismo modo, Jesús Fernández, apunta a ese voluntariado como clave fundamental en el acompañamiento en la soledad de las personas mayores.
No quedan en el aire temas como el acusado descenso vocacional, enmarcado en una crisis global, de vocaciones cristianas, laicales en cuanto personas comprometidas con la misión de la Iglesia. Todo un reto que será abordado por la Iglesia Española con la organización de un Congreso Nacional a celebrar del 7 al 9 de febrero en Madrid. La propia Diócesis de Astorga, asegura el prelado, está implicada en esa preparación a través de los grupos de la Escuela de Evangelizadores en las Unidades Pastorales. La voz de la diócesis tendrá eco en la Comisión de Madrid.