En los últimos días, Cocina Abierta de Karlos Arguiñano ha dejado claro que no solo es un experto en gastronomía, sino también un gran admirador de los paisajes de Zamora. Este miércoles, el chef preparó unos calamares guisados con arroz y unos deliciosos grisinis mientras en el fondo de su cocina aparecía el impresionante mirador de Neveira, en Sanabria. «Nos despedimos mirando el mirador de Neveira», comentó Arguiñano, quien destacó la belleza del entorno.
Este es el tercer programa en poco tiempo en el que Arguiñano menciona Zamora. El lunes, el chef dedicó un bonito comentario a las vistas de la Casa del Parque de Villafáfila, «rodeadas de patitos y un ambiente de total tranquilidad». «Mirad qué fondo tenemos hoy, bonito de verdad», expresó, antes de enviar un saludo a todos los zamoranos: «Estamos sacando de Zamora unas imágenes bien bonitas. Un saludo a todos los zamoranos».
En ese programa, el chef vasco aprovechó para compartir una anécdota de su infancia, en la que relató cómo, por necesidad económica, en su casa vivían otras personas con «derecho a cocina», que precisamente eran zamoranos. «Venimos de abajo, pero venimos con fuerza», afirmó.
Y en el programa anterior, Arguiñano sorprendió a sus seguidores con unas vistas del río Duero y la ciudad de Zamora. «Mirad, sabéis lo que estáis viendo ahí atrás, qué bonitas imágenes. Yo me estoy enamorando. Estáis viendo Zamora y el río Duero. Una ciudad pequeña, con 60.000 habitantes, pero muy interesante y muy bonita», dijo mientras preparaba el plato del día.