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«He traido la ruina a mi pueblo»: carta dirigida al alcalde de Santibáñez de Vidriales

StopBiogás remite una carta abierta a los alcaldes de los municipios en los que se pretende construir una planta de biogás

La plataforma StopBiogás Zamora dirige una carta abierta a los alcaldes de municipios zamoranos donde se prevén construir plantas de biogás. La misiva se dirige al alcalde de Santibáñez de Vidriales, Coreses, El Cubo de la Tierra del Vino, Peleas de Abajo y San Cebrián de Castro. En esta plataforma de rechazo a este tipo de instalaciones se encuentran adheridas la StopBiogás Vidriales, así como la de Vega de Tera, aunque en este último municipio, la nueva mayoría de concejales ha rechazado en Pleno la instalación de una planta de biogás en Junquera y en el territorio municipal.

El escrito comienza con las palabras del ex alcalde de Balsa de Ves en Albacete, 10 años después de
autorizar la macro granja de cerdos a la que siguió una planta de biogás.

Carta abierta a los alcaldes:

Nos cuenta la actual alcaldesa que las palabras: «He traido la ruina a mi pueblo», fueron las que el ya difunto exalcalde le dijo ante el desastre sufrido por su pueblo. Actualmente la localidad ha perdido más de un 40% de su población, su fuente ha dejado de ser de agua potable y en sus campos se extienden toneladas de digestato pestilente cuyo olor se pega a la ropa al pasar.
Llevan 4 años esperando el resultado de un análisis del terreno, no hay controles técnicos medioambientales, mientras a día de hoy la planta de biogás que fue abierta para recibir 19.000 toneladas de residuos, ha pasado a recibir 39.000 toneladas gracias a las sucesivas autorizaciones para “cambios no sustanciales”.

En el presente, en la planta ya no entra solamente purín, estiércol y restos agroalimentarios, sino un gran volumen de residuos industriales que en la práctica nadie vigila diariamente salvo los propios vecinos que ya nada pueden hacer.
Nos informan que la industria paga mucho dinero a las plantas de biogás para deshacerse de sus residuos industriales. Y que son tantos, que a menudo las plantas no pueden absorberlos. Nos cuentan que esto hace que los procesos a veces no se realicen de manera correcta y que todo ese digestato, bien o mal procesado, acabe en los campos.
Nos dicen que para ser rentable una planta debe de tener un tamaño lo más grande posible, motivo por el cual una vez abiertas, las plantas solicitan ampliaciones que no tienen dificultad en conseguir.

No dudamos de la buena fe de nuestros alcaldes que han escuchado a las empresas promotoras de estas plantas con la esperanza de que traigan riqueza a nuestra zona, que quieren creer firmemente que va a ser cierto. Pero les pedimos que hablen con vecinos de pueblos donde ya cuentan con plantas de biogás y que los escuchen.

Decir que no a una planta de biogás, no es dejar pasar una oportunidad. Las empresas estarán dispuestas a instalar estas plantas en cualquier otro momento, ya que en ningún sitio las quieren.
No se trata de ecologismo, se trata de supervivencia.

¡Alcaldes, mientras en otros sitios sufrirán algún día las consecuencias de este error, nosotros, vuestra gente, os daremos las gracias por haber dicho NO!

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