Las Ferias de Septiembre en Benavente han contado este año con la reaparición del tan esperado tobogán gigante. Este sábado, la calle Los Carros fue testigo de una tarde mágica, donde la diversión, el color y la alegría se unieron para crear un ambiente que quedará en la memoria de los más pequeños y sus familias.
Desde las 17:00 horas, la calle se transformó en un río de niños y niñas llenos de emoción. Las largas colas que se formaron frente al tobogán eran prueba del entusiasmo que había generado esta actividad. Los más pequeños, ataviados con trajes de baño y portando flotadores de lo más llamativos, esperaban impacientes su turno para deslizarse por los 100 metros del tobogán, mientras los padres observaban entre sonrisas y móvil en mano para inmortalizar el momento.
Flotadores y colchonetas inflables de todas las formas y colores hacían de cada descenso una imagen única. La mezcla de nervios y emoción se podía sentir en el aire, y el ambiente se llenaba de risas y exclamaciones a medida que los niños se lanzaban al tobogán.
Descensos llenos de emoción y espuma
El recorrido por el tobogán fue rápido y emocionante. Algunos niños se deslizaban a gran velocidad por la superficie resbaladiza, mientras que otros disfrutaban del trayecto girando y dando vueltas sobre sus flotadores. Cada bajada era un espectáculo en sí mismo, con gritos de alegría que resonaban en toda la calle.
Al final del tobogán, una gran piscina llena de espuma esperaba a los pequeños aventureros. La espuma les proporcionaba un aterrizaje suave, y según salían del agua, volvían a subir la cuesta a la carrera para volver a ponerse a la cola y repetir la experiencia.