Los vidrialeses van a cumplir tres siglos de devociones a su patrona Nuestra Señora la Virgen del Campo. El santuario de Rosinos de Vidriales, construido en 1750 sobre las ruinas de un cenobio del alto medievo, se dedicó desde su origen a la Virgen del Campo y desde entonces se viene celebrando anualmente la fiesta en honor a la Señora, en los últimos años coincidiendo con el último fin de semana del mes de agosto.
En esta jornada del sábado 31 de agosto se celebró la fiesta con toda solemnidad, aunque en esta ocasión y por problemas de la organización, como ya se adelantó en Benavente Digital, no se pudo contar con el ya habitual encuentro de pendones, pero de forma testimonial sí que rindieron tributo a la Señora los pendones de Ayoó, Carracedo y el del templo mariano vidrialés.
Una procesión por la explanada de este templo mariano con la imagen del copatrón del Valle de Vidriales, San Lucas del Espíritu Santo, así como de la Señora del Campo, la patrona por excelencia, abría la solemne celebración eucarística oficiada por un nutrido presbiteriado presidido por el joven sacerdote de la Diócesis de Zamora, descendiente de Brime de Sog, Pedro Faúndez Mayo, y realzada por el maestro de ceremonias y rector del santuario, Miguel Hernández.
Se venía a cumplir así un novenario de misas dedicadas a los pueblos del Valle de Vidriales, presididas por los párrocos de la Unidad Pastoral Los Valles-Tábara y algunos vinculados al territorio de acción pastoral.
La asociación amigos del santuario de la Virgen del Campo expresaba su agradecimiento por la participación de la feligresía vidrialesa.
Fotos: M.A.C.
