Los vecinos de Fuente Encalada celebran en este jueves la fiesta del Corpus Christi. En jueves, como así fue toda la vida retomando la tradición. Si el antiguo dicho popular refiere: «hay tres jueves en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y la Ascensión», en la localidad vidrialesa se ponía en evidencia esta mañana cuando minutos antes de comenzar la misa, a las 13:00 horas, ya se dejaba ver en el cielo la estela de los cohetes como pregoneros de la jornada festiva en el pueblo.
Y para solemnizar la ocasión el párroco Miguel Hernández sacaba de la cajonera de la sacristía bellas y ricas vestimentas litúrgicas con antiquisimos paños bordados en hilos de oro. Nada más y nada menos que del siglo XVI, la casulla y el humeral o paño de hombros originales del desaparecido convento de Santa María de San Esteban de Nogales, de donde se repartieron a muchas parroquias de la zona ropajes litúrgicos, tallas y mobiliario, momentos antes del periodo de la Desamortización.
Una misa solemne en esta bella iglesia parroquial dedicada al Salvador y que goza de protección patrimonial gracias a la declaración como Bien de Interés Cultural de sus puertas y porche renacentista, ni que decir tiene su imaginería y retablos como el retablo mayor, obra de Bartolomé Hernández, discípulo de Gaspar Becerra, daba paso a la procesión con la Custodia bajo palio con un alto en el camino en el altar instalado a las puertas de la Casa Consistorial. Durante el desfile se sucedían los cantos del coro de la parroquia y la música tradicional de Fole Feroz. De vez en cuando los sonidos de cohetes y bombas seguían pregonando a los cuatro vientos que hoy es fiesta en Fuente Encalada. Y como decía un vecino: «somos pocos, pero bien avenidos; y nos gusta mantener las tradiciones».
Al finalizar la celebración religiosa los vecinos enfilaron el camino hacia el bar, donde se degustaron vinos, aperitivos y generosos pinchos, y hasta se marcaron algunos bailes.
Y si el tiempo lo permite, en esta tarde se disputarán unas partidas de calva, así como una sesión de baile con disco móvil. Porque en la hospitalaria localidad de Fuente Encalada sus gentes saben hacer fiesta y, mejor aún, hacer pueblo.
