El testimonio vivo de Paladinos

Los vecinos celebraron la Fiesta anual de Convivencia en la que no faltó la yera o trabajos comunitarios

Los vecinos de Paladinos del Valle, de este pequeño y antiguo pueblo atravesado por el arroyo Regato o también bautizado como Ahogaborricos, celebraron este pasado fin de semana su fiesta anual de convivencia. Y lo hicieron cosechando éxitos de participación, y lo que es más importante, haciendo pueblo.

La yera ponía el acento en las faenas en común con las que el vecindario hace pueblo en su mayor dimensión, la intergeneracional. El reducido registro de vecinos se multiplica en estas fechas estivales y es aprovechada la ocasión para celebrar por todo lo alto la fiesta anual de convivencia. Incluso el pendón de la localidad se erige en testigo y vigía de una jornada para recordar en Paladinos.

Una muestra expositiva sobre «Nuestra escuela rural», la de Paladinos del Valle, a cargo del profesor e historiador local, Constantino Blanco, venía a extender las tablas del abanico programático. Un concurso de tortillas y proyección de cine de verano daban paso a la jornada siguiente con juegos, el Festival poético celebrado en las ruinas del Convento de San Román del Valle, la degustación de una parrillada de embutidos y una verbena. Ya en la jornada del domingo se celebró una misa con recuerdo emocionado a los vecinos difuntos inaugurando el memorial del antiguo cementerio.

Los actos impresos en las tablas de este abanico festivo lograron reunir a una numerosa asamblea en este pueblo en el que habitualmente reside una decena de personas. Ayudaron a realzar la Fiesta con mayúsculas en Paladinos del Valle, la localidad que el cauce del arroyo históricamente ha dividido en dos barrios y dos poblados y ahora la necesidad de pueblo suma fuerzas, incluso desde la distancia.

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