Nada se hace imposible para un siervo de Dios. Las adversidades y flaquezas hacen mella en el cuerpo, pero no en el alma de quien se siente amado. El buen pastor apacienta sus ovejas y su rebaño le echa de menos cuando no está presente. La feligresía de la parroquia de Nuestra Señora la Virgen del Carmen , Santa María del Carmen de Renueva de Benavente, se siente ya feliz con el regreso de su párroco a quien una convalecencia de casi dos meses le ha privado de su presencia en los actos litúrgicos.
¿Dónde está don Tomás?, se preguntaban algunos parroquianos. Una enfermedad en la rodilla ha conseguido privarles, durante dos meses, del privilegio de contar con su párroco de casi toda una vida. De 35 años que no son nada de ejercicio pastoral en quien arrastra sobre sus espaldas otros 26 años más en su destino anterior en el Seminario de Toro como rector, educador, docente y pastor. Desde la antigua villa de doña Elvira se trasladaba el presbítero Tomás Calero Aparicio a otra villa con no menos historia, la de los condes duques. Y es en esta parroquia de su querida Virgen del Carmen, la parroquia de la Virgen de Renueva, donde al mediodía de este domingo 16 de junio celebraba nuevamente una eucaristía el hasta ahora ausente, pero presente en las oraciones de sus parroquianos. El gozo de la feligresía se complace con el valeroso sacerdote cuyo primer cometido, como indicó a Benavente Digital, es «poner al día» los libros, porque ese es otro de los asuntos de un párroco. En ello le va también el ejercicio pastoral. Y el párroco don Tomás sabe hacerlo bien.
A pocas fechas de celebrarse la fiesta de la patrona de la parroquia, Nuestra Señora la Virgen del Carmen, el valeroso pastor, emulando a su querido San Andrés, ya comienza los preparativos para que todo esté listo, manteniendo la tradición y alimentando la fe de sus parroquianos.
