Junto a la joya del románico del camino mozárabe sanabrés, sobre la platea que domina la ribera del Tera, reposan los restos de los difuntos del pueblo de Santa Marta de Tera en una serie de tumbas y panteones que rodean la cabecera y el ala sur del templo dedicado a la mártir Santa Marta.
Los entierros en el pueblo de Santa Marta se simultanean en este recinto sagrado y en el cementerio municipal ubicado en las inmediaciones de la carretera de Pozuelo. Eso quiere decir que Santa Marta de Tera cuenta con dos cementerios, uno junto a la iglesia y, el otro, el municipal. No obstante, el de titularidad eclesiástica tiene ya fecha de caducidad porque así reza en el convenio de colaboración suscrito a raíz de la restauración de la iglesia y del antiguo palacio de los obispos de Astorga a tres bandas, entre la Entidad Local Menor, la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León y el Obispado de Astorga. Las firmas de los representantes de las instituciones se estamparon con fecha 29 de marzo de 2007.
Entre sus estipulaciones el convenio establece la obligatoriedad de «la clausura del cementerio en un plazo que oscilará de los 15 a los 20 años, facilitando a los usufructuarios actuales de suelo en el cementerio adosado a la iglesia, una parcela en el nuevo cementerio de propiedad municipal. El objetivo final será el de que cuando se presenten la oportunidad y los medios proceder a la eliminación del cementerio existente».
Previamente a la firma del convenio de colaboración que conllevó la restauración de la iglesia se celebraron encuentros informativos con los vecinos sobre la necesidad de paulatinamente ir cesando en los entierros en el cementerio de la iglesia debido al exceso de humedades que acarreaban, y siguen acarreando, las tumbas a los paramentos del edificio religioso declarado Monumento. Incluso se llegó, entonces, a presentar un diseño de un proyecto de la zona tras la clausura del camposanto.
Con las obras de restauración de la iglesia se incluyeron drenajes perimetrales, con especial incidencia en el área sur y la cabecera.
Si a esta fecha el cementerio eclesiástico tiene ya caducidad y el pueblo se ve obligado a la clausura, no es la primera ocasión en la que se apostaba por esta decisión aconsejada por los técnicos. Sin embargo fue hace medio siglo cuando se decidió ampliar el actual camposanto, extendiéndolo desde las inmediaciones de la portada sur hasta el límite con el edificio del antiguo palacio de los obispos. Ya décadas antes, en el año 1931, los documentos gráficos con ocasión de la restauración del templo llevada a cabo por el arquitecto Ferrán y que afectó al campanario instalado sobre la nave de cabecera, así como la reubicación de sus esculturas, como la del Santiago Peregrino, en la portada sur, dan cuenta de la existencia del muro del cerramiento del camposanto. Pero fue hace unos 50 años cuando se decidía la retirada de este muro y la ampliación del cementerio ante la presión vecinal que rechazó la clausura del camposanto.
Desde entonces ya se conocía que más pronto que tarde alguna vez se tendría que clausurar el cementerio adosado a la iglesia. Sin embargo, el tiempo ha venido transcurriendo y la restauración de la iglesia vino a resucitar la antigua iniciativa ya asumida por la mayoría vecinal. Algunas familias, en los últimos años, han optado por utilizar para el eterno descanso de los restos de sus seres queridos, los nichos construidos en el cementerio municipal.
Santa Marta de Tera dispone actualmente de dos cementerios, el de titularidad eclesiástica, junto a la iglesia, y el municipal. Dos cementerios que se quedarán finalmente en uno solo ante la clausura del recinto funerario junto a la iglesia. Si actualmente la localidad cuenta con dos cementerios, a principios del siglo pasado también se llegó a disponer de dos camposantos, ambos eclesiásticos, el más antiguo y ya desaparecido a la entrada del casco urbano en el margen derecho, del que todavía se muestran algunos restos pétreos, y el que rodea el templo parroquial.
Las humedades que evidencian los contrafuertes, con especial incidencia en los del muro norte de la nave de cabecera abundan en la necesidad del cumplimiento del convenio. Una circunstancia recordada al vecindario por el párroco.