En la mañana de este domingo 23 de junio, el Papa Francisco acudió a la iglesia romana de los Santos Cuarenta Mártires y San Pascual Baylón para rezar ante el féretro de su confesor franciscano, Manuel Blanco Rodríguez, de Camarzana de Tera, fallecido a los 85 años, como ya adelantó Benavente Digital. Fue en el Ángelus del domingo donde el Papa Francisco quiso recordar a su confesor fallecido de forma repentina entre la noche del jueves 20 y el viernes 21 de junio en Roma.
Sus exequias fúnebres se celebran a las 10 de la mañana de este lunes 24 de junio en la iglesia de los Santos Cuarenta Mártires y San Pascual Baylón de Trastevere.
Según refiere Vatican News el hermano José Manuel Sanchis Cantó, de la comunidad que vive en la parroquia, señaló: «Me ha conmovido el gesto de cercanía y afecto de Francisco».
«Confesor, hombre de consejo»: así lo describió Francisco. «Un hombre de misericordia que nunca presumió de su papel»: así lo describió el Ministro General de la Orden de los Hermanos Menores, Fray Massimo Fusarelli. El padre Blanco ha desempeñado numerosas funciones, como la de decano y profesor de Filosofía en la Pontificia Universidad Antonianum.
El padre José Manuel Sanchis Cantó, profesor de Cristología en el Antonianum y que vive con los demás hermanos en la iglesia del Trastevere, relata la llegada del Papa Francisco. «Esta mañana antes de las siete han tocado el timbre, el Padre Superior nos había avisado de que llegaría alguien de la Casa Pontificia, pero no pensábamos que fuera el Papa. Cuando abrí la puerta, la gendarmería vaticana estaba allí para avisarnos de la inminente llegada de Francisco. Todos los frailes bajamos a la sacristía, donde está el féretro del padre Manuel», explica el hermano José, «entonces llegó el Papa y nos saludó». Tras el primer intercambio de bromas, Francisco se dirigió a los presentes, preguntándoles por su procedencia, algunos jóvenes venían de Filipinas, otros de Indonesia. «Nos dio algunos consejos y habló del padre Blanco como una persona buena, misericordiosa y suave», añadió el padre José, «todo ello en un ambiente de serenidad y cercanía». A continuación, el rezo de Laudes matutinos ante el cadáver. «Lo primero que quiso hacer el Papa -cuenta el franciscano- fue acercarse lo más posible al féretro y allí permaneció todo el tiempo».
«Conocí al padre Blanco cuando vine aquí a estudiar, en 2003 tenía 23 años, era joven y aún no había hecho los votos solemnes», recuerda el hermano José. «El padre Manuel fue para mí más que un hermano, fue un padre, un sabio, un maestro». «Yo estaba con él cuando le dijeron que el Papa Francisco quería un confesor franciscano y se lo indicaron». Una cercanía que ha ido creciendo con el tiempo. «Hoy cuando he visto entrar al Papa casi de repente, me he emocionado no solo porque era el Papa sino por su gesto de cariño hacia el padre Manuel. Su fallecimiento nos entristece pero nos consuela la Palabra de Dios porque sabemos que ahora velará por todos nosotros».