La humedad con las inclemencias del tiempo, las mascotas que hacen de las suyas, los años transcurridos, todos son inconvenientes para las farolas del Paseo Central en la avenida El Ferial de Benavente.
Son ya varias décadas las que este mobiliario urbano ha venido cumpliendo su labor, la de iluminar a vecinos y foráneos, parejas que transitan por la ciudad y a quienes no les importaría una luminosidad más tenue.
No obstante, el material envejece y más si se suman circunstancias como las apuntadas al principio.
Esto es lo que le ha ocurrido a un testimonio lumínico de hace décadas en uno de los paseos más transitados de la ciudad, el de la avenida El Ferial. Los anclajes, ya oxidados, no han dado más de sí. No hacía falta un empujón, una patada, que también pudo ser, pero la farola ha sucumbido yaciendo en el pavimento. Y eso ante testigos privilegiados como operarios municipales realizando labores de poda previas a la llegada de la primavera.
La farola de El Ferial se desplomaba al suelo como queriendo ser pregonera de la situación de sus compañeras.
Mientras se estudian las causas del desplome, el Ayuntamiento tendrá que sustituir a quien durante tantos años ha iluminado miradas complacientes, vecinos solitarios y parejas ensoñadoras de ilusiones.
