Cuando se cumplen 100 años, todo un siglo de vida, es un acontecimiento en el pueblo y más si se llegan a cumplir con la cabeza bien amueblada y las facultades físicas poco mermadas. Más aún si el poso de la vida rebosa sabiduría y cariño. En Santibáñez de Vidriales se celebró con todo boato el cumpleaños de la ya venerable vecina Guadalupe Lorenzo, de Lupe para más señas, la maestra y convecina bonachona a la que no le ha faltado nunca un buen consejo.
Familiares y amigos le rindieron en la tarde de ayer un merecido homenaje a doña Lupe, a quien por eso de la edad ha llegado a ser la más longeva del pueblo, de Santibáñez y de las ocho localidades que constituyen este municipio vidrialés. En nombre de todo el pueblo el alcalde le hacía entrega de un obsequio y los amigos y familiares de un ramo de flores, de 100 rosas rojas y de muchos más besos.
No faltaron en la terraza del parque de El Ferial las generosas viandas y bebidas en el feliz cumpleaños, ni la música, ni el baile, porque de eso se trataba, de compartir una fiesta con Lupe en su más que merecido centenario de vida. Y para pregonarlo, nada mejor que iluminar el cielo con el colorido de los fuegos artificiales. Todo eran muestras de cariño en la tarde noche de este sábado, de alegría y de emociones.
Guadalupe Lorenzo, la venerable vecina de Santibáñez de Vidriales, Lupe, la maestra con letras mayúsculas nacía un 28 de junio de 1922 en el pueblo sanabrés de Rionegrito de la Requejada. Ahí estudió las primeras letras y nada más y nada menos que de la mano de la reconocida maestra Victoria de los Ríos. La pequeña Lupe se trasladó con 8 años a la localidad de Toro, al pueblo orensano no al zamorano, ya que allí residían unos familiares y fue en esta loalidad donde comenzó Lupe a estudiar el Bachiller Elemental. Años más tarde se trasladaba a la capital zamorana para cursar el Bachiller Superior en el Instituto «Claudio Moyano» que se prolongó durante siete años en plena contienda de la Guerra Civil. Posteriormente, en Salamanca realizó el Examen de Estado, «una prueba escrita en el palacio de Anaya y el examen lo vigilaba un verdadero hueso de la institución académica, el profesor de Matemáticas, Ancochea», explica Lupe. La prueba oral la realizó en el aula Fray Luis de León en el año 1944, superando todas las pruebas del Examen de Estado, «como así se denominaba entonces», refiere Guadalupe Lorenzo.
La incipiente maestra, como había cursado un Bachiller tan prolongado, ya sólo tenía que aprobar otras 14 asignaturas para Magisterio. Unas materias que podría cursar en la Normal de Zamora o por libre, pero Lupe optó por hacerlo por libre preparándose con profesores particulares. Asignaturas como Ciencias, de Letras, Música, todo ello con el objetivo de estar lista para unas oposiciones que llegó a realizar en Ourense, en el colegio Siervas de San José donde una tía suya era la madre superiora.
La maestra doña Lupe llegaba en el año 1949 a la parroquia ourensana de Maside, ese fue su primer destino provisional en los años 1949 y 1950. Poco más tarde se trasladó a impartir las primeras letras a Fondo de Vila, en la parroquia también ourensana de Macendo, entre los años 1950 y 1956. No obstante, aquí se ocupaba de los escolares de ambos sexos y por si fuera poco, también de la escuela nocturna para adultos.
La tragedia de la rotura de la presa de Ribadelago
Ya en el año 1956 llegaba Lupe a su tierra sanabresa de origen, en el pequeño pueblo de San Juan de la Cuesta la maestra impartía las clases a 18 niñas, un cupo que duplicaba al registrado en la escuela de niños. Desde el año 1956 al 1966 estuvo la maestra doña Lupe impartiendo la enseñanza en este pueblo sanabrés y en el interín le pilló un trágico acontecimiento como fue la rotura de la presa de Ribadelago, en la madrugada del 9 de enero de 1959.
Lupe se encontraba ese día en El Puente de Sanabria y cuando explica lo vivido las lágrimas brotan de sus ojos porque «fue terrible todo, es que no hay palabras para definirlo», acierta a explicar. Y, mira por donde, el destino le iba a deparar que su siguiente cometido como maestra estaba en Moncabril donde ejerció la enseñanza desde el año 1966 al 1967. Desde Moncabril pasó a tierras vidrialesas, a Santibáñez de Vidriales, ya en el año 1967. En esta localidad había entonces cinco escuelas, dos de niños y dos de niñas, así como una de párvulos, con un total de 125 escolares.
Todo un periplo docente que llegaba a concluir en 1987. En Santibáñez de Vidriales se inauguraban las escuelas comarcales en el año 1973 y llegó entonces a ocuparse Lupe de 37 alumnos en el aula. ¡Qué cifras de alumnos entonces! Un total de 125 escolares antes de las comarcales y casi el medio millar con las comarcales, en el edificio que pasó a denominarse como colegio Sansueña. Actualmente no se llega al centenar de alumnos entre un nutrido grupo de pueblos de donde proceden los estudiantes.
Y la celebración del cumpleaños, de los 100 años de Lupe, contagiaron de alegría y desbordante cariño a la ya venerable vecina de Santibáñez de Vidriales, a la persona más longeva del municipio vidrialés. Cien rosas y muchos besos más para Lupe.
Fotos: M. A. C.