La Junta y Repsol firman un protocolo de colaboración público-privada con el fin de habilitar 125 estaciones de servicio como puntos de recogida para el posterior filtrado y decantado del aceite y su destino a la producción de combustibles renovables.
Se estima que más de un 95 % del aceite de cocina usado producido por particulares en España acaba tirados por el fregadero o el inodoro.
En Castilla y León se estima un consumo de aceite vegetal de 17,7 kilogramos por persona y año, de los que aproximadamente el 20 % (3,14 kg por persona y año) se convierten en residuos y podrían reciclarse.
La Junta de Castilla y León, en colaboración con Repsol, ha puesto en marcha un protocolo de colaboración con el objetivo de promover la recogida de aceite de cocina doméstico usado en la Comunidad. Esta iniciativa responde al compromiso de ambas entidades con la descarbonización y la promoción de iniciativas de economía circular, incorporando los residuos de aceite en el proceso productivo para la elaboración de combustibles renovables.
En virtud de este acuerdo, cerca de 125 estaciones de servicio de Repsol en Castilla y León habilitarán puntos de recogida de aceite de cocina usado de origen doméstico. Los ciudadanos podrán entregar este residuo al personal de estas estaciones de servicio. Repsol se encargará de la logística, incluyendo la recogida, filtrado y decantado del aceite, a través de un gestor autorizado de la Comunidad. Este residuo será posteriormente transformado en combustibles renovables en plantas con tecnologías avanzadas, garantizando la trazabilidad del proceso.
Por su parte, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio colaborará en la difusión del proyecto entre las administraciones locales y la ciudadanía, además de proporcionar apoyo técnico para su implementación. La recogida de aceite en las estaciones de servicio complementará los sistemas ya existentes, como los contenedores en las calles y la recogida puerta a puerta para grandes productores, como restaurantes y hospitales.
La Junta de Castilla y León, consciente de la necesidad de abordar la recogida separada del aceite usado generado en los hogares, lleva años desarrollando y promoviendo un sistema de recogida selectiva en puntos estratégicos de los municipios de la Comunidad, con el objeto de facilitar la valorización de este residuo mediante su transformación en combustible alternativo, con el doble objetivo de beneficiar la industria autonómica del biodiesel y evitar la contaminación derivada de la incorrecta gestión y del vertido a la red de saneamiento de este flujo residual.
Ya en 2010, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio y la de Economía y Hacienda a través del Ente Regional de la Energía (EREN), colaboraron con diversas entidades locales para desarrollar el modelo de recogida con la firma de 19 convenios de colaboración, facilitando el despliegue de más de 340 contenedores específicos para este tipo de recogida, de acuerdo con los estudios previos de ubicación y el diseño de rutas de recogida diseñadas para maximizar la eficiencia del sistema.
Economía circular
La recogida selectiva de aceite doméstico usado se ha normalizado en la Comunidad, lo que ha permitido pasar de los 55.000 kilogramos recogidos en los seis meses posteriores a la implantación de estos sistemas de recogida, en 2010, a los más de 5 millones de kilos recogidos en 2022.
El aceite de cocina usado es un residuo considerado como muy contaminante para el medio natural, sobre todo para las aguas: un litro es capaz de contaminar 1.000 litros de agua, atascar tuberías e incrementar de forma importante el coste de depuración. Sin embargo, si es convenientemente tratado, puede utilizarse, por ejemplo, para la producción de biocombustibles, reduciendo las emisiones de CO2 en más del 90 % respecto a su alternativa fósil, pues cada kilogramo de aceite usado recogido permite producir 0,92 kg de biodiesel.
Compromiso con la descarbonización
El Plan Integral de Residuos de Castilla y León (PIRCyL) y la Estrategia de Economía Circular de Castilla y León 2021-2030 son los pilares que sustentan esta iniciativa, enmarcada en las políticas de transición hacia una economía circular y la lucha contra el cambio climático. Este protocolo también responde a los objetivos establecidos en la Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados, que establece la obligación de recoger de manera separada el aceite de cocina usado a partir de diciembre de 2024.
La Junta y Repsol han reiterado su firme compromiso con la sostenibilidad y la transición energética, destacando que la colaboración público-privada es clave para lograr estos objetivos. Con este proyecto, se pretende no sólo mejorar la gestión de residuos, sino también impulsar la economía local a través de la valorización de los residuos y la generación de empleo en sectores innovadores y sostenibles.
Gestión del aceite en Castilla y León
La Comunidad cuenta con un total de 32 instalaciones de gestión autorizadas para el tratamiento de aceite doméstico usado. De estas instalaciones casi la mitad, 15 de ellas, son gestionadas por empresas de la economía social, que se dedican a la recogida (a través de contenedores viarios o en hostelería), almacenamiento y primer tratamiento (decantación, filtrado…), para su posterior valorización en otras instalaciones que se dedican entre otras aplicaciones a la fabricación de biocombustibles.
En Castilla y León se estima un consumo de aceite vegetal de 17,7 kilogramos por persona y año, de los que aproximadamente el 20 % (3,14 kg por persona y año) se convierten en residuos y podrían reciclarse.
Estas ratios dan un margen de mejora de recogida en la Comunidad de casi 2,5 millones de kilos de aceite usado, que ahora no está entrando en los canales de reciclaje.