El uso excesivo de pantallas por parte de niños en edad preescolar puede conducir a una menor calidad del sueño, agravando problemas como falta de atención, hiperactividad y estado de ánimo inestable, sugiere un nuevo estudio de la Universidad Normal de Shanghái (China).
Los hallazgos revisados por pares publicados en ‘Early Child Development and Care’ muestran cómo el tiempo frente a la pantalla está «significativamente» correlacionado con un aumento de los problemas de atención hiperactiva y los síntomas emocionales, y con una disminución de la calidad del sueño. Además, la investigación, realizada por expertos en China y Canadá, demuestra cómo la calidad del sueño también está ampliamente correlacionada con la disminución de los problemas de atención hiperactiva, los síntomas emocionales y los problemas con los compañeros.
Los hallazgos sugieren que la calidad del sueño media parcialmente las asociaciones entre el tiempo frente a la pantalla y los problemas de atención hiperactiva, y entre el tiempo frente a la pantalla y los síntomas emocionales.
«Nuestros resultados indican que el exceso de tiempo frente a una pantalla puede dejar los cerebros de los niños en edad preescolar en un estado de excitación, lo que conduce a una mala calidad y duración del sueño«, detalla el autor correspondiente, el profesor Yan Li, un experto en educación preescolar de la Universidad Normal de Shanghái.
«Esta falta de sueño puede deberse a que se pospone la hora de acostarse debido al uso de pantallas y a la alteración de los patrones de sueño debido a la sobreestimulación y la exposición a la luz azul. El uso de pantallas también puede desplazar el tiempo que se podría haber dedicado al sueño y aumentar los niveles de activación fisiológica y psicológica, lo que provoca dificultades para conciliar el sueño», añade el autor principal Shujin Zhou, doctor en psicología de la Universidad Normal de Shanghái.
Para generar los resultados, el doctor Zhou y sus colegas encuestaron a las madres de 571 niños en edad preescolar, de entre tres y seis años, en siete jardines de infancia públicos de Shanghai, China. Las madres informaron sobre la cantidad de tiempo que su hijo había pasado mirando pantallas electrónicas (televisión, teléfonos inteligentes, computadoras u otros dispositivos) cada día durante la semana anterior.
Luego respondieron preguntas para evaluar los problemas de conducta que pudiera tener su hijo, incluidos: dificultades de atención hiperactiva, síntomas emocionales como quejas frecuentes de malestar y problemas con los compañeros, como sentirse solo o preferir jugar solo. Por último, las madres respondieron a preguntas para evaluar la calidad y duración del sueño de su hijo.
«Nuestros resultados sugieren la presencia de un ciclo de retroalimentación positiva, en el que el aumento del tiempo frente a la pantalla y los trastornos del sueño se exacerban mutuamente a través del refuerzo cíclico, aumentando el riesgo de problemas de atención hiperactiva, ansiedad y depresión», agrega el coautor, el doctor Bowen Xiao, experto en funcionamiento socioemocional infantil y psicopatología del desarrollo, en el Departamento de Psicología de la Universidad de Carleton en Canadá.
«Las implicaciones de nuestro estudio son dobles: primero, controlar el uso de pantallas en niños en edad preescolar puede ayudar a aliviar problemas de conducta y mala calidad del sueño, y segundo, las intervenciones y tratamientos del sueño pueden ser eficaces para mitigar los efectos adversos del tiempo frente a pantallas en problemas de conducta», afirma.
Sin embargo, el estudio tiene varias limitaciones, entre ellas el hecho de que todos los datos de las madres «no pueden excluir los sesgos desde una perspectiva subjetiva», aputan los investigadores. Por ello, sugieren que, para mitigar esto, los estudios futuros deberían monitorear la calidad del sueño a través de instrumentos científicos.