Absuelto el anciano que mato a su ladrón

El anciano disparó para proteger su vida y la de su exmujer durante un violento asalto en su hogar en Porreres.

En un emotivo veredicto unánime, el jurado popular ha declarado no culpable a Pau Rigo, el hombre de 77 años que, en febrero de 2018, disparó contra uno de los ladrones que irrumpieron en su domicilio en Porreres, causando su muerte. El jurado ha respaldado la defensa del abogado Eduardo Valdivia, quien argumentó que el anciano actuó en legítima defensa, priorizando su seguridad y la de su exesposa durante el brutal asalto.

Un veredicto unánime y absolutorio

La Audiencia Provincial de Palma acogió este jueves la lectura del veredicto, en el que se determinó que Pau Rigo no tenía intención de matar al asaltante, sino de protegerse. Según se expuso en el juicio, el anciano disparó «a bulto» en estado de shock tras esquivar un golpe con una pata de cabra, arma que podría haberle causado la muerte.

El jurado reconoció que Rigo empleó los medios de defensa disponibles de manera proporcional. La magistrada presidenta adelantó oralmente que la sentencia será absolutoria, lo que provocó lágrimas de emoción en el acusado, que llevaba años esperando justicia.

Los asaltantes y la violencia del robo

Los hechos ocurrieron el 24 de febrero de 2018, cuando dos ladrones irrumpieron en la casa de Rigo, creyendo que había 200.000 euros en efectivo. Tras atar y golpear al anciano y a su exmujer, saquearon la vivienda con brutalidad. Según el jurado, los agresores actuaron con violencia física y verbal, lo que desencadenó el trágico desenlace.

Uno de los ladrones, portando una pata de cabra, intentó atacar a Rigo, quien respondió disparando con su escopeta. El segundo asaltante, tras agredir al anciano para arrebatarle el arma, huyó dejando a su hermano gravemente herido en el lugar.

Sentencias para los culpables del robo

Por unanimidad, el jurado también declaró culpables a los dos organizadores del robo y al asaltante sobreviviente. Los organizadores, que proporcionaron herramientas como pasamontañas y patas de cabra, enfrentan penas de tres años de prisión tras colaborar en la reparación del daño. Por su parte, el ladrón sobreviviente podría ser condenado a seis años de cárcel por robo agravado y lesiones.

Un caso que reabre el debate sobre la legítima defensa

El caso de Pau Rigo ha generado un amplio debate sobre los límites de la legítima defensa y las situaciones extremas en las que ciudadanos comunes se ven obligados a protegerse. Para muchos, este veredicto refuerza la idea de que la justicia debe contemplar las circunstancias excepcionales en las que ocurren este tipo de tragedias.

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